martes, 21 de junio de 2016

El Abrazo del Oso




El Abrazo del Oso





Juan Fco. Plaza

Pido disculpas anticipadamente por comenzar este escrito, repitiéndome en relación a algún artículo precedente, pero es lo que hay, lo que se va viendo venir cada vez con mayor claridad.
Rebasado ya el ecuador de la campaña y a solo cinco días para conocer los resultados de esta anómala y extraña consulta electoral, nada garantiza, sino más bien todo lo contrario, que no tengamos que acudir a una nueva cita con las urnas. Sería insólito, sí, irritante, también, pero no se vislumbra nobleza moral, altura de miras, ni capacidad de servicio al país por parte de ninguno de los candidatos que se presentan por las diferentes formaciones.
El objetivo de todos y cada uno de los presidenciables con opciones,  es el sillón y los privilegios que conlleva, y ninguno está dispuesto a renunciar, aún a costa de la decepción y el cabreo de una sociedad como la española, que no anda precisamente acostumbrada a estas reiteraciones electorales en tan cortos períodos.

Con los populares, que según todos los sondeos sería la fuerza más votada, el partido socialista, pero sobre todo, unidos podemos, está claro que no van a pactar por razones y  convicciones obvias de su electorado; ya que sería un suicidio de cara a próximos comicios un pacto “contra natura” de este calado, y ello sin contar con la inquina personal existente entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, que ni se preocupan de ocultarla en actos protocolarios.
Albert Rivera, podría tender puentes a derecha o izquierda, e incluso intentarlo a tres bandas ya que el, con lo que le auguran las encuestas, no tendría ninguna posibilidad de ser presidente, ya intentó algo parecido en el frustrado período anterior y todos sabemos cómo acabó. Solamente, la improbable generosidad de Rajoy y de Sánchez al unísono podría, supuestamente alzar a Rivera con muchos menos votos y escaños que ellos, hasta la presidencia de un hipotético gobierno, pero uno, sinceramente, tampoco contempla esta complicada maniobra, que exigiría, llegado el caso, de la renuncia, altura de miras, etc, que comentábamos más arriba. Con Unidos Podemos, C’s nada de nada.
Pablo Iglesias ha pasado la totalidad de su campaña interpelando insistentemente al partido socialista, que con quienes van a pactar a partir del 27J y Sánchez le ha contestado que, respecto a Unidos Podemos,  verdes las han segado. Realmente, al final no sabremos que hará, porque compañeros de cama más complejos hemos visto en política. Pero, de momento, esa negativa al pacto, mortifica sobremanera a Iglesias, que solo en esa coalición llamada de progreso, ve la posibilidad de tocar pelo. Seguramente esa conjunción, PSOE, Unidos Podemos, junto a algún partido regionalista como el PNV o similar, sería la que más opciones tendría.
Pero el partido socialista, ciertamente lo tiene complicado, por las encuestas, que no le dejan otro margen de maniobra natural que pactar con Unidos Podemos para ser alternativa real de gobierno por un lado y por el temido “sorpasso” de la confluencia morada por otro, que provocaría un revuelo interno en el partido de consecuencias imprevisibles.

El otro día, en un acto de la Presidenta del ejecutivo andaluz, Susana Díaz, un destacado dirigente socialista me comentaba, lo que ya había escuchado de boca del incombustible Alfonso Guerra y de la propia Susana en algún acto electoral: El verdadero interés de Pablo Iglesias, no es otro, que alzarse en adalid de toda la izquierda española, fagocitando a IU y, con el tiempo, al propio PSOE, no dudando para ello en enfrentar a los dirigentes socialistas con sus bases. Esto, de ser así, que lo es, según mi criterio, me parece muy grave; ya que un partido con más oscuros que claros, con un exceso de populismo en sus propuestas, dando bandazos en su proyecto ideológico y sin apenas experiencia en la gobernanza, podría erigirse por avatares del destino, la carambola y el hartazgo de los españoles en opción real de gobierno, intentando hacer desaparecer a un partido con más de 100 años de historia con sus aciertos y fracasos.

Por ello, entiendo la postura de Pedro Sánchez en particular y la de la mayoría de militantes y dirigentes del partido socialista en general, cuándo no se dejan encandilar por los cantos de sirena podemitas. El abrazo que les ofrece Pablo Iglesias y sus confluencias en esa hipotética coalición de progreso, al final, para el PSOE, sería el abrazo del oso.  


El intento de Unidos Podemos por fagocitar al PSOE es manifiesto

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