miércoles, 16 de diciembre de 2015

Trifulcas electoralistas



Trifulcas electoralistas


Juan Fco. Plaza

Las redes sociales arden estos días tras el último debate entre candidatos. Los seguidores de Rajoy están que echan chispas ante la agresividad y supuesta mala educación mostrada por Pedro Sánchez y no es para menos, les va su pan en ello. Por otra parte los seguidores socialistas aplauden y alaban esa misma contundencia y bronquedad de su líder por las mismas razones.
Para los partidos emergentes, que se frotan las manos, ese último debate ha significado otra vuelta de tuerca hacia el final del bipartidismo y la vieja escuela de hacer política desde tiempos de González y Aznar.
                              
Se resiente la democracia, ya que no han estado presentes todos los partidos ni candidatos representados en el Congreso, sino solamente los más mediáticos y uno piensa, no sin cierta preocupación, que al final quien o quienes son los que nos imponen esos candidatos, con sedes tan fastuosas y grandes medios acumulados en tan escaso tiempo de implantación.

Pero volviendo a la última trifulca electoral entre Rajoy y Sánchez. Según mi modesta opinión y la de otros muchos ilustres maestros de la pluma. La realidad es que la otra noche vimos al candidato popular abatido, envejecido, cansado y arrinconado casi desde salida. Nadie creo, excepto al parecer el señor Sánchez, discute, que en su fuero interno, Rajoy sea una persona respetable, honrada y decente, pero no es menos cierto, que ese SMS, que publicó el diario El Mundo. ¡Ay ese maldito y pueril SMS!, que venía más o menos a decir a grosso modo:“Aguanta Luís, aguanta. Se fuerte. Hacemos lo que podemos”. Es una losa al cuello que lo lastra hasta la negritud más profunda en una democracia moderna, como pretendidamente es España. Rajoy, en su momento, cuando le cogieron infantilmente con el “carrito del helado” debió haber dimitido por salud, higiene y transparencia democrática en un momento donde la corrupción política era el principal problema para los españoles y haber dejado el partido y su cargo en manos de Sorayita, personaje emergente a quien hay que reconocerle en estos duros momentos, que esté aguantando el peso del partido gracias a su impoluta imagen y a su inesperado gran impacto mediático.

Rajoy y su equipo de campaña, debieron intuir la que se les venía encima en estos debates televisivos y así rehusaron acudir al primero a cuatro bandas. Al segundo ya era casi imposible decir no. En estos lances es donde se gana el sueldo un líder a costa de la salud.


Sánchez, que empezó seguro y contundente, al final llevó el debate a un barrizal en un intento, aún a riesgo de pasarse de frenada de volver a recoger los votos que le están volando por la izquierda hacia Podemos, que lo haya conseguido o no, lo veremos el 20-D.


 Candidatos antes del debate

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