Cambios generacionales
Juan Francisco Plaza
Rafael
Esteban, concejal de IU en el Ayuntamiento de Almería
comentaba ayer, que el diputado, Alberto
Garzón asumirá nuevas y mayores responsabilidades dentro de la coalición de
izquierdas. Al mismo tiempo, podíamos leer en la edición de El Mundo que, el
propio Garzón disputará a Cayo Lara
la candidatura de Izquierda Unida en unas primarias abiertas. Dos más dos,
cuatro.
Se puede estar de acuerdo o no en este cambio
generacional en las cúpulas de los partidos al uso, pero uno piensa, que es lo
normal, lo coherente, lo correcto a tenor de los movimientos, que estamos
observando en el panorama político español.
Otros partidos deberían tomar ejemplo. Renovarse o
morir debería ser el lema.
Candidatos en la derecha tampoco faltan, desde Borja Sémper, que me parece una figura emergente
muy a tener en cuenta desde ya o Nerea
Alzola por poner algunos ejemplos.
La formación Podemos, a pesar de que ha sido el
artífice de todo este “meneo” en la conciencia ciudadana, sin embargo y tal
como se preveía no está sabiendo digerir el triunfo obtenido tras los pasados
comicios y comienza a tener serios problemas estructurales y de gestión de sus
círculos y asambleas, que no llegan a ponerse de acuerdo en el organigrama de
partido que quieren y exigen a la Asamblea Fundacional mayor transparencia y
democracia. Mal comienzo para una formación, a la que el CIS le atribuye 58
escaños si se celebraran elecciones generales en la actualidad, pasando a ser
la tercera fuerza política por encima de izquierda unida.
Va a costar muchísimo trabajo llevar a cabo una
auténtica regeneración de la vida pública a través de los cambios
generacionales en las cúpulas de los partidos y sindicatos. Son muchos los que
han hecho profesión de la vocación, porque el ser político o sindicalista
debiera ser vocacional, al margen de los emolumentos o retribuciones, que se
perciban.
El sistema de listas abiertas en los partidos,
restaría todo el poder a los encargados de realizarlas, que todos sabemos en cada
lugar quiénes son y cómo llegan a controlar el cotarro y a todos los militantes,
pero pese a quien le pese y más pronto que tarde el citado sistema de listas
abiertas es inminente por el bien y la higiene de la vida pública y la
democracia.
La celebración de elecciones primarias en todos los
partidos políticos, con listas abiertas y votadas por todos los militantes, debiera
ser una exigencia irrenunciable de los ciudadanos hacia la clase política, y
ésta debería tomar nota, si es que no quiere verse sacudida por mareas de desafecto
social y deslegitimadas ante la opinión pública.
No me acaba de convencer ni agradar el término “casta”
(tan utilizado últimamente) para designar a la clase política en general,
porque hay miles de concejales y alcaldes, que nada cobran por realizar su
labor día a día en durísimas condiciones y sin apenas medios económicos ni
recursos. Pero sí que es cierto, que otra gran mayoría de dirigentes con cifras
astronómicas por salario, dietas, coches oficiales, dádivas, etc. Se encuentran
tan alejados de los problemas cotidianos de los ciudadanos y metidos en su burbuja
mirándose el ombligo, que un tsunami les puede coger por sorpresa y mandarlos a
las filas del paro.
Alberto Garzón y Cayo Lara
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